lunes, 8 de julio de 2013

Especie y comunicación

Los seres humanos actuales son el resultado de un largo camino evolutivo que se inicia probablemente hace unos seis millones de años, cuando se divide el tronco genético de los grandes simios y aparece una nueva especie que eventualmente va a desarrollar la capacidad de caminar en dos extremidades (bipedalismo). El más antiguo indicio de esos primeros homínidos erectos es el Ardipithecus Ramidus, que data de unos 4.5 millones de años, descubierto en 1994.


En el transcurso del tiempo, la capacidad de caminar erecto, en conjunción con otros factores claves, da origen a una nueva especie que hoy se ha convertido en el animal más desarrollado y complejo que habita el planeta Tierra: el Homo sapiens sapiens, la especie humana.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? A partir del bipedalismo se originaron distintas mutaciones genéticas que dieron origen al desarrollo de la inteligencia. A través de millones de años el cerebro de los homínidos continuó creciendo en tamaño y en complejidad neurológica, y ese cerebro así evolucionado constituye hoy la característica fundamental que diferencia a los seres humanos del resto de los animales.

Uno de los elementos cruciales en la evolución de la inteligencia es la comunicación. La facultad de comunicar está en los inicios mismos de la evolución humana, y de hecho existe de forma muy primitiva entre los grandes simios (se ha logrado que gorilas y chimpancés desarrollen lenguajes básicos de señas). A partir de las primeras etapas evolutivas, la cadena de instrumentos de comunicación -desde los gestos y señas hasta el lenguaje oral- ha impulsado el proceso de la evolución, y constituye el componente indispensable e inequívoco de la cultura humana. No existe un solo ser humano que no tenga la capacidad de comunicar.

Cuando aparece la comunicación entre aquellos primeros homínidos bípedos, una especie físicamente inferior al resto de los animales, éstos empiezan a desarrollar habilidades especiales para la caza. Conseguir alimentos más ricos en proteínas, mediante técnicas de cacería más eficientes, permite que el cerebro alcance mayor volumen, mayor capacidad neurológica, mayor inteligencia.

Este nuevo homínido empieza a separase de las otras sub-especies y luego ocurre una ligera alteración que va a significar un paso gigante en la evolución de la especie. Un minúsculo hueso en la garganta, que también está presente en los grandes simios (chimpancé, gorila, orangután), sufre un cambio de forma, posición y ángulo de colocación, lo cual permite a los humanos controlar los sonidos que producen sus cuerdas vocales. El cambio de ese huesito es la razón por la cual los seres humanos hablan y los otros simios no. 

El hueso hioides, el único hueso del cuerpo humano que no está conectado a otro sino que flota en la garganta rodeado de músculos, sufre una mutación en el Homo Heidelbergensis, un homo sapiens arcaico que antecedió al Neanderthalensis y al Sapiens sapiens (nuestra especie). De esta manera, las cuerdas vocales que antes sólo le permitían emitir gritos y gruñidos, ahora le permiten estructurar vocablos con pronunciaciones y matices complejos. Comienza la comunicación oral, la forma más compleja y eficiente desarrollada por cualquier especie sobre el planeta Tierra.




La comunicación, en todas sus formas, es el instrumento que facilitó la transmisión de experiencias, conocimientos e ideas. Así, los conocimientos imprescindibles para la supervivencia de la especie (que en el resto de los animales ocurre por genética o por imitación), empezó a transmitirse en los humanos mediante la transferencia de conocimientos. Con la comunicación nace, entonces, la docencia.

En millones de años de evolución transcurridos, hemos alcanzado niveles de avance tecnológico y de conocimiento que no hubiesen imaginado ni aún los cerebros más lúcidos y creativos. Ese proceso maravilloso de cambios y mutaciones nos ha colocado, hoy, en la era de la información y la comunicación, la era del conocimiento. Mirando esto en perspectiva, no podemos dejar de sentir asombro y un profundo nivel de compromiso con las generaciones futuras. Todos tenemos el deber de aportar a la evolución, así como lo hizo el Ardipithecus y todos los demás.


Este enlace le lleva a un extraordinario video en YouTube, sobre la evolución de la especie humana, titulado "La Odisea de la Especie". Duración: 1:30. Vale la pena verlo.
http://youtu.be/c3rUsJp7i0E